lunes, noviembre 06, 2006

Lluvia y Sol en Formosa...


A Formosa fueron los pasajes de nuestra primera visita a terreno, arriba de un Flecha Bus y después de cerca de cinco horas de viaje llegamos a El Colorado, lugar donde vive y trabaja el equipo de INCUPO compuesto por Araceli (agrónoma) y Mauricio (educador).

Con pocas horas de sueño en el cuerpo partimos a conocer a un grupo de familias de los sectores de Campo Hardy y La Floresta en el marco de un proceso de intercambio por un fondo rotatorio. Cual es el asunto: resulta que el fondo rotatorio surge de un capital inicial aportado por una institución (en este caso Cáritas), que se entrega a un grupo de familias para que invierta en semillas y animales. Lo interesante es que, distinto a un microcrédito, el fondo rotatorio no busca que el dinero sea retribuido a la institución que lo aportó sino que se retribuya en productos a otras familias que los propios beneficiarios iniciales escojan.

En este caso partimos a Campo Hardy y La Floresta acompañando a un grupo de familias de la Colonia El Alba, que eran quienes habían aportado hace un par de meses con chivos a las familias de esta zona. Entre conversación y tererés (mate frío) en cada casa que visitamos las familias de estos distintos sectores iban compartiendo su conocimiento: cómo hacerlo para cercar mejor, cómo habían construido la bomba de agua, etc, etc, etc…. Capital multiplicado por mil que se traducía en un vínculo, en el compartir el saber adquirido a través del trabajo diario, en el plantearse nuevas formas de seguir cooperándose.

Onda Magnolia…

Volvimos ya de noche, cansados pero contentos… y con hambre (y sed). Por eso partimos con Mauricio al Casino (ojo que aquí muy rural será la cosa pero el pueblo tiene Casino y cine) a comernos alguna cosita. Vino aquí nuestro primer cachetazo climático: mientras disfrutábamos nuestras hamburguesas y Quilmes y tras un breve corte de luz, se desató la tormenta… no una llovizna señores, tormenta con todos sus ingredientes: rayos, truenos, viento y agua que parece que la tiraban con baldes. “¿Qué pasó con los 35 grados que hacían en la tarde?”, nos preguntábamos mientras corríamos en chalas y polera tratando de esquivar sin éxito los ríos que surcaban las calles del Colorado… y los sapos que comenzaron a asomarse a las veredas. Pese a la mojada no nos fuimos pa’ la casa… nos quedaba aún un debate pendiente con Mauricio acerca de cual era el mejor vino de la zona.

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